¿POR QUÉ REALIZAR UNA VALORACIÓN DE EMPRESAS?
Para una buena administración empresarial, es aconsejable que un empresario mida o cuantifique periódicamente el valor de su empresa. Básicamente por dos motivos genéricos. Uno, porque dicha medición o cuantificación le proporcionará información sobre la utilidad de su negocio. Dos, porque la evolución que siga el valor de su empresa le informará del grado de acierto de su gestión.
Con carácter general, una gestión adecuada en el tiempo aumenta el valor de una empresa, en tanto que una desafortunada lo disminuye.
¿PARA QUÉ Y CUÁNDO SE DEBE HACER UNA VALORACIÓN DE EMPRESAS?
A parte de las dos causas básicas y genéricas ya mencionadas, son varios los motivos específicos por los que un empresario debe valorar su empresa en ocasiones concretas.
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Si pensamos en la posibilidad de vender una empresa, ya sea en su totalidad o de manera parcial tras la segregación de una rama del negocio, es obvio, que el importe que se obtendría al vender —precio— respondería a la negociación que se desarrolle entre comprador y vendedor, pero está claro, que en la misma, la respectivas posiciones de las dos partes deberían obedecer, entre otras cuestiones, a la valoración dada al objeto en venta (la empresa o parte de ella).
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Si nos planteamos la necesidad de obtener recursos propios, para afrontar nuevas inversiones o un proceso de expansión de nuestra empresa, durante la negociación, el precio de entrada para los nuevos accionistas, implica que tanto empresario e inversores deben tener presente el valor que respectivamente otorgan a la empresa afectada.
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En el supuesto de una fusión entre empresas para afrontar la actividad empresarial con las ventajas de las sinergias conseguidas y de una mayor dimensión, sin duda, el acuerdo de la ecuación de canje —correspondencia entre las acciones entregadas de cada empresa fusionada y las recibidas de las resultantes de la fusión— deberá responder a las valoraciones atribuidas a las empresas participantes en la fusión.
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En el caso de una transmisión hereditaria, por la que un empresario distribuye su patrimonio total entre sus herederos, para lograr la igualdad económica entre las diferentes partes de la herencia, la empresa ha de ser objeto de valoración. De modo análogo, si en herencia o en donación, se reparte una empresa entre varios herederos o donatarios, cada parte deberá ser objeto de valoración para medir lo percibido por cada cual.
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Pensemos, por último, en una controversia sobre la residencia fiscal de un empresario que tenga empresas en España y en el exterior. Obviamente, y de modo adicional a sus circunstancias vitales, para decidir el Estado de su residencia a efectos fiscales, la determinación de su Núcleo de Intereses y/o Actividades Económicas exigirá la valoración de sus empresas.
Como vemos, los motivos que pueden provocar la conveniencia u obligación, según los casos, de conocer el valor de su empresa son múltiples y variados.
¿COMO CONOCER LA VALORACIÓN DE LAS EMPRESAS?
Para determinar el valor de su empresa, se han desarrollado diversas técnicas denominados métodos de valoración.
A continuación detallamos los más destacados:
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Según el Valor Neto Contable
se valora la empresa por la diferencia existente entre la suma del valor contable de su activo real y la suma del valor contable de su pasivo exigible. Su ventaja estriba en basarse en datos objetivos, procedentes directamente del Balance. Tiene como inconvenientes tanto el despreciar la posible existencia de plusvalías/minusvalías latentes, como el obviar las rentabilidades presentes y futuras.
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Según el Valor Liquidativo
se valora la empresa por el importe neto que resultaría en la hipótesis de su liquidación, lo que requiere una estimación del valor de realización de sus activos y una cuantificación de sus pasivos. Supera uno de los inconvenientes señalados en el método anterior, pero sigue sin considerar las rentabilidades presente y futura. Estimar el valor real de los activos incorpora dificultades y subjetividad.
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Según la Capitalización del Beneficio
se valora una empresa capitalizando a una tasa de actualización su beneficio anual. Este método ya está considerando la rentabilidad actual (suele escogerse el beneficio obtenido en el último ejercicio cerrado). Su inconveniente consiste en que proyecta hacia el futuro, sin matices, la rentabilidad presente. La tasa de actualización escogida influye significativamente en el valor resultante.
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Según los Múltiplos Comparables
se valora una empresa a partir de la información disponible de transmisiones de otras empresas similares (en sector y tamaño). Se calculan los ratios existentes entre el precio pagado y diversos parámetros (ventas, EBITDA, BAI, activo…), y se aplican dichos ratios a las mismas variables de la empresa que se está valorando para obtener su posible precio. Su ventaja radica en la utilización de datos provenientes de transacciones reales y recientes. Su inconveniente estriba en que no siempre se dispone de los citados datos y en que la comparabilidad de los mismos no es siempre la adecuada.
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Actualmente, el método que generalmente es más aceptado
para valorar una empresa es el del Descuento de los Flujos de Caja. Con base en la información disponible, se estiman los flujos netos de caja esperados en los próximos ejercicios (generalmente, cinco) y se estima el valor residual al final del periodo estimado (generalmente, como flujo perpetuo). Empleamos una tasa de descuento adecuada, se calculan el valor actual de los flujos futuros que representa el valor global de la empresa. Se deduce de éste el importe de la deuda financiera —deuda con coste—, se obtiene el valor de las acciones de la empresa. La tasa de descuento se obtiene agregando a la tasa sin riesgo, varias primas de riesgo (debidas al país, al sector o la propia empresa). Su ventaja consiste en su estrecha relación con el objetivo del empresario: obtener beneficios futuros. Su inconveniente estriba en la subjetividad que requiere la estimación de los flujos futuros. La tasa de descuento aplicada influye en al valor resultante.
Es bastante frecuente la utilización combinada de varios métodos de valoración, sobre todo en los casos de empresas jóvenes o en fase de desarrollo así como en Startups.
TIPOS DE VALORACIONES DE EMPRESAS
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Valoración de empresas:
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